En los últimos 10 años la deuda con China se multiplicó casi por mil. De los USD 7,1 millones que se le adeudaba en el 2007, el monto pasó a 7 973 millones al cierre de octubre de este año, según el Ministerio de Finanzas. El gigante asiático se convirtió en el principal prestamista del país en la última década, luego de que el presidente Rafael Correa declarara una moratoria sobre bonos globales por USD 3 200 millones, en el 2008. En ese año la economía venía creciendo y las arcas estatales tenían efectivo por los altos precios del petróleo.
Walter Spurrier, editor de la publicación Análisis Semanal, sostiene que debido a la estrategia del Gobierno ecuatoriano, los mercados internacionales se cerraron. Y para conseguir financiamiento debió acudir a China, básicamente para financiar la construcción de infraestructura.
A esto se suma que el país asiático en esos años, según Spurrier, atravesaba por un momento económico de expansión en el sector manufacturero, para lo cual necesitaba adquirir materias primas. Su política fue tratar de asegurar el suministro de 'commodities' con mejores relaciones diplomáticas con los países productores.
Pero además de los créditos, las dos naciones han realizado otras transacciones financieras como las preventas petroleras. Estas ventas anticipadas de crudo son operaciones que el Estado ecuatoriano ha concretado con bancos y empresas petroleras chinas. A cambio de asegurarse la provisión de crudo por un tiempo determinado, la empresa estatal petrolera de un país -China y recientemente también Tailandia- entrega un monto en efectivo de manera anticipada.
Por este concepto, el país recibió USD 1 545 millones este año, según la ejecución presupuestaria del Ministerio de Finanzas hasta octubre.
Sobre estas transacciones, Patricio Rivera, ministro coordinador de Política Económica, señaló el martes pasado en la Asamblea que estas operaciones son un pasivo del Estado y representa el 0,7% del PIB. "Si un periódico realiza ventas anticipadas de sus ejemplares, a través de suscripción, esto no se contabiliza como deuda", dijo Rivera.
Santiago Bucaram, director del Instituto de Economía de la Universidad San Francisco de Quito, coincidió con Rivera en este aspecto. Sin embargo, para el catedrático, el problema de las transacciones es que no están claras y la información no está fácilmente disponible. "No se tiene clara la cantidad de producción futura de crudo que se tiene comprometida", añadió.
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